Nuestra historia de tomate y albahaca comienza su vida en Nápoles, donde el humilde tomate es la base de cada gran salsa. Con solo albahaca perfumada y tomates maduros en el sol, puede poner un almuerzo o cena italiana cálida y tentadora sobre la mesa en minutos. Simplemente mezcle la salsa en una cacerola de pasta, deje que se queme un poco y sirva con una enérgica rejilla de parmesano fresco. Luego, cuando alguien dice lo delicioso que es, solo pellizque sus mejillas con auténtico gusto italiano.